Un reciente consenso clínico de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) ha revelado que la obesidad es un factor determinante en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares (ECV). Según el estudio, dos tercios de las muertes en personas con alto índice de masa corporal (IMC) se deben a problemas cardíacos, subrayando la urgente necesidad de estrategias integrales para abordar esta creciente epidemia mundial.
Obesidad y Enfermedades Cardiovasculares: Un Riesgo Inminente
La prevalencia mundial de la obesidad se ha duplicado en las últimas cuatro décadas, afectando actualmente a más de mil millones de personas. Este incremento no solo está asociado con un mayor riesgo de enfermedades crónicas, sino que también se reconoce como una enfermedad independiente que disminuye tanto la calidad como la expectativa de vida. El Consenso Clínico de la ESC de 2024 destaca que el 67,5% de las muertes asociadas con un IMC elevado son causadas por ECV, tales como enfermedad aterosclerótica, insuficiencia cardíaca, arritmias y muerte cardíaca súbita.
La obesidad afecta a múltiples órganos del cuerpo y es un factor de riesgo para diversas enfermedades crónicas. Sin embargo, la Declaración de Consenso enfatiza que su impacto negativo directo sobre la estructura y función del corazón contribuye significativamente al desarrollo de ECV, independientemente de otros factores de riesgo. Además, señala que la obesidad no solo está impulsada por factores genéticos y biológicos, sino también por factores ambientales y sociales.
Medidas para Combatir la Obesidad: Un Enfoque Multidisciplinario
La prevención y el tratamiento de la obesidad requieren un enfoque multidisciplinario que incluya intervenciones conductuales, cambios en la alimentación, actividad física, terapia farmacológica y, en casos necesarios, procedimientos quirúrgicos. Sin embargo, a pesar de la variedad de tratamientos disponibles, el tratamiento de la obesidad ha recibido menos atención que otros factores de riesgo modificables en las últimas décadas, especialmente en el ámbito de la cardiología.
El consenso subraya la importancia de adoptar estrategias combinadas para tratar la obesidad como una enfermedad crónica. Por ejemplo, los agonistas del péptido 1 similar al glucagón (GLP-1), como la semaglutida, han demostrado ser efectivos tanto para la pérdida de peso como para mejorar los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares. A pesar de su eficacia, los efectos a largo plazo de estos medicamentos requieren más estudios para garantizar su seguridad y efectividad continuas.
Importancia de la Prevención y la Política Pública
Los autores del consenso subrayan que la epidemia de obesidad no puede resolverse únicamente con medidas médicas o de estilo de vida dirigidas a los individuos. La obesidad, que afecta a más del 60% de la población europea, es el resultado de cambios en la sociedad y los estilos de vida. Para abordar esta crisis, se necesitan políticas de salud pública efectivas que promuevan ambientes saludables y fomenten estilos de vida activos desde una edad temprana.
Conclusión: Un Llamado a la Acción para los Profesionales de la Salud
Los cardiólogos y otros profesionales de la salud deben desempeñar un papel activo en la prevención y tratamiento de la obesidad, tal como lo han hecho durante décadas con otros factores de riesgo cardiovascular. Esto incluye comunicar continuamente el riesgo de ECV asociado con la obesidad, enfatizar la importancia de mantener un peso saludable y considerar el uso de medicamentos como una opción de tratamiento complementario.
La lucha contra la obesidad requiere un compromiso a largo plazo con un enfoque multidisciplinario y políticas públicas efectivas. Solo mediante estos esfuerzos se podrá reducir el impacto de la obesidad en la salud cardiovascular y mejorar la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo.
FUENTE: https://academic.oup.com/eurheartj/advance-article/doi/10.1093/eurheartj/ehae508/7738070?login=false