La crisis de opioides en Estados Unidos ha dejado una marca profunda en Oregon, especialmente en su ciudad más poblada, Portland, donde es común ver a personas consumiendo drogas en las calles sin esconderse. Esta realidad pone de manifiesto la urgencia de reevaluar la política de despenalización de drogas en el estado.
John Hood, un adicto de 61 años que vive en las calles de Portland, compartió con Reuters su experiencia, describiendo cómo durante el verano pasado la situación era diferente. "Durante todo el verano, estábamos en la calle. Ya no tenías que ser paranoico, ya no tenías que preocuparte por la policía", dijo Hood, quien había consumido fentanilo y metanfetamina en las afueras de un antiguo refugio para personas sin hogar convertido en estación de autobuses.
La situación a la que se enfrenta Oregon es el resultado de una medida aprobada por los votantes en 2020, conocida como la Medida 110, que creó la ley de drogas más liberal del país al despenalizar la posesión de pequeñas cantidades de drogas ilícitas y destinar cientos de millones de dólares en impuestos sobre el cannabis a servicios de recuperación de adicciones.
La Medida 110 fue promocionada como un enfoque revolucionario que trata la adicción como un problema de salud pública, no como un crimen. Sin embargo, ha generado escepticismo en un momento en que las ciudades de todo Estados Unidos buscan soluciones para una crisis de drogas que ha llevado a que la cifra de muertes por sobredosis supere las 100,000 por primera vez en 2021, a raíz de las interrupciones en la atención médica debido a la COVID-19, el aumento de los problemas de salud mental y la amplia disponibilidad de drogas letales.
Bajo la Medida 110, en lugar de arrestar a los usuarios de drogas, la policía les emite citaciones de $100 junto con una tarjeta que lista el número de una línea directa para servicios de tratamiento de adicciones, a la que pueden llamar para obtener ayuda para desestimar la citación. Aquellos que simplemente ignoran las citaciones no enfrentan consecuencias legales. Sin embargo, datos estatales muestran que solo el 4 por ciento de las personas que reciben citaciones llaman a la línea directa.
Ahora, enfrentando la presión pública ante un aumento en las muertes por sobredosis, los legisladores estatales se preparan para votar sobre la recriminalización en algún momento durante la sesión que comenzó a principios de este mes. Los demócratas, que son la mayoría en la legislatura estatal, están impulsando un proyecto de ley para convertir la posesión de drogas a pequeña escala en un delito menor de bajo nivel, castigado con hasta 30 días de cárcel, con la oportunidad de buscar tratamiento en lugar de enfrentar cargos.
La discusión en Oregon refleja un debate más amplio sobre cómo abordar la crisis de opioides en Estados Unidos y subraya la necesidad de encontrar un equilibrio entre la despenalización y la aplicación de la ley para abordar eficazmente el problema de la adicción.