El noroeste de China se encuentra en estado de conmoción y dolor tras un poderoso terremoto que ha devastado la región, cobrándose la vida de al menos 118 personas, convirtiéndose en el sismo con mayor número de víctimas en el gigante asiático desde 2014. El impacto de este desastre natural ha dejado un saldo desgarrador de muerte y destrucción, desatando esfuerzos masivos de rescate y socorro.
El temblor, con una magnitud de 5,9 según el Instituto Geofísico Estadounidense (USGS), sacudió la provincia de Gansu, ubicada a unos 1.300 kilómetros al suroeste de Pekín. Los equipos de rescate han trabajado incansablemente desde las primeras horas del martes, con el firme llamado del presidente Xi Jinping a hacer "todos los esfuerzos" en las tareas de búsqueda y salvamento.
Las zonas afectadas se encuentran en estado de caos y desesperación. Los escombros de edificios colapsados son el escenario de una intensa búsqueda de sobrevivientes por parte de los socorristas. Las autoridades locales reportaron al menos 105 muertos y cerca de 400 heridos en la provincia de Gansu, mientras que en la vecina provincia de Qinghai, la televisión estatal CCTV informó de otros 13 fallecidos y 20 personas desaparecidas en la ciudad de Haidong.
La fuerza del sismo ocasionó daños considerables en miles de hogares, forzando a los residentes a abandonar sus viviendas y enfrentar las gélidas temperaturas en las calles. Testimonios desgarradores han emergido en redes sociales, como el relato de una mujer que escapó con su bebé mientras su vivienda era devorada por el temblor.
El terremoto de magnitud 5,9, que ocurrió a las 23H59 (15H59 GMT) a una profundidad de diez kilómetros, fue seguido por varias réplicas que incrementaron la devastación. Este trágico evento ha marcado un hito en la historia reciente de China, recordando el desastre de 2014 en la provincia sudoccidental de Yunnan, donde más de 600 personas perdieron la vida.
Los equipos de rescate, que se movilizaron rápidamente, han enfrentado desafíos considerables debido a los cortes de servicios básicos como electricidad y agua en algunas aldeas. Las condiciones climáticas extremas, con temperaturas bajo cero, han complicado las labores de rescate, obligando a los pobladores a refugiarse en carpas mientras los trabajadores de emergencia buscan incansablemente entre los escombros.
Los terremotos son fenómenos habituales en China. Este desastre se suma a otros eventos sísmicos recientes, como el de septiembre de 2022 en la provincia de Sichuan, donde cerca de 100 personas perdieron la vida, y al trágico terremoto de magnitud 7,9 en 2008, que cobró la vida de más de 87.000 personas, incluyendo miles de escolares.
El mundo observa con consternación esta tragedia, extendiendo condolencias y solidaridad hacia los afectados por este devastador terremoto en China. Las labores de rescate continúan en medio de un desafío sin precedentes, manteniendo la esperanza de encontrar más sobrevivientes bajo los escombros.