La crianza de los hijos puede ser un desafío y, en ocasiones, los padres pueden sentirse abrumados, llevándolos a gritar. Sin embargo, expertos como Jazmine McCoy, psicóloga clínica y bloguera, argumentan que evitar los gritos puede ser fundamental para el bienestar emocional y el éxito futuro de los niños.
McCoy, madre de tres hijos, ofrece pautas prácticas para disciplinar sin recurrir a los gritos. Destaca la importancia de mantener la calma, señalando que los gritos repetidos pueden afectar negativamente la autoestima y el comportamiento de los niños.
Los efectos nocivos de los gritos frecuentes
Un estudio de 2013 en The Journal of Child Development sugiere que los niños sometidos a gritos constantes pueden desarrollar baja autoestima, problemas de conducta y depresión. McCoy enfatiza que una relación con interacciones positivas es clave para el éxito y la felicidad de los niños.
Además, la psicóloga señala que gritar no es eficaz para corregir el comportamiento negativo. Provoca estrés en el cerebro de los niños, lo que puede interferir con su aprendizaje y desarrollo.
“Sólo tenemos que recordar que nuestros hijos, cuando gritamos, en realidad no están aprendiendo. Porque están estresados y no aprendemos cuando estamos estresados. Por lo tanto, en cierto modo frustra nuestro objetivo final”, dice.
Reconociendo desencadenantes y gestionando emociones
Según McCoy, cada padre se siente motivado por diferentes comportamientos y escenarios: “A mí me puede provocar el desorden y alguien más podría decir que el desorden es normal”.
Es más probable que recurras a gritar cuando ya estás lidiando con sentimientos de "impotencia, depresión, ansiedad" y cuando el estrés de equilibrar las responsabilidades laborales y familiares te hace sentir nervioso, dice McCoy.
Ya sea que se sienta estresado o frustrado por el comportamiento específico de su hijo, un psicólogo sugiere realizar una introspección profunda para comprender mejor y llegar a la raíz de sus emociones. Ella dice que llevar un diario puede ayudar porque es una forma organizada y objetiva de hacer y responder preguntas.
¿En qué situaciones me siento más molesto?
¿Por qué me molesta este comportamiento?
¿Qué es exactamente lo que me molesta de mi comportamiento?
Comprender sus factores desencadenantes y por qué lo irritan puede ayudarlo a recuperarse antes de perder el control frente a su hijo, dice McCoy. Puede recordar que las rabietas son normales en los niños pequeños. Y cuando los padres sienten la necesidad de gritar, "deben intentar hacer una pausa y pensar en una afirmación más positiva y útil", dice.
Aprender a disculparse y enseñar la inteligencia emocional
Ofrecer disculpas a los niños tras un arrebato se considera valioso por McCoy. Este gesto no solo enseña responsabilidad sino que también permite a los niños expresar sus emociones. Fomentar la apertura emocional, modelando un comportamiento tranquilo después de una disculpa, ayuda a desarrollar la inteligencia emocional de los niños.
Conclusión
Criar hijos sin gritos no solo es beneficioso para los niños, sino también para los padres. McCoy concluye que, aunque la crianza puede ser desafiante, aprender a controlar las reacciones emocionales ayuda a fortalecer los lazos familiares y a criar niños emocionalmente inteligentes y exitosos.