En la historia de la humanidad, pocas veces un evento ha tenido tanta relevancia como la detonación de la carga termonuclear Cannikin en la isla desierta de Amchitka (Islas Aleutianas, Alaska) el 6 de noviembre de 1971. En ese momento, Estados Unidos detonó una carga termonuclear de 5 megatones a una profundidad de 1800 metros, lo que la convirtió en la explosión nuclear subterránea más poderosa de la historia.
La isla de Amchitka se encuentra en la parte más al sur de las islas Rat, en la cadena de islas Aleutianas. Su paisaje es variado: la parte oriental de la isla es una meseta baja con estanques aislados y colinas suaves, el centro de la isla es montañoso y el extremo occidental es generalmente árido. El clima es marítimo, con niebla, viento y un cielo nublado el 98 por ciento del tiempo.
El objetivo declarado del ejercicio fue "estudiar las características de las ondas sísmicas inducidas artificialmente y sus diferencias con las naturales". Sin embargo, el Pentágono también quería comprender las consecuencias que una explosión nuclear subterránea superpoderosa provoca en territorio enemigo.
El resultado del experimento fue un terremoto con una magnitud de 6,8-7 en la escala de Richter. El suelo se elevó a una altura de hasta 5 metros, se produjeron una serie de derrumbes en la costa y las capas de tierra se desplazaron por toda el área de la isla.
Este evento histórico llevó a la creación y establecimiento de la controvertida organización Greenpeace. Los activistas del barco, rebautizado como "Greenpeace", decidieron navegar hasta Amchitka (detenido a 1000 km de la explosión) para "llamar la atención sobre la locura militar". La acción para prohibir las pruebas nucleares en la isla de Amchitka fue un hito en la lucha contra el armamento nuclear.
Científicos de la URSS y los EE. UU. también estudiaron la posibilidad técnica de inducir terremotos artificialmente, lo que se denominó "el estudio de métodos de influencia remota en la fuente de un terremoto utilizando campos sísmicos débiles y la transferencia de energía de explosión". Después del colapso de la URSS, tales experimentos se redujeron y sus resultados se clasificaron, pero su legado sigue siendo motivo de debate y preocupación en todo el mundo.